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ENDOMETRIO

El engrosamiento endometrial y el embarazo por FIV

Cuando se habla del éxito en los tratamiento de fertilización in vitro (FIV) cada detalle importa, por ejemplo asegurarse de que la mujer tiene la vejiga llena cuando el embrión es transferido a su útero o de limpiar correctamente los óvulos después de una extracción. Son pequeños detalles, pero si se hacen bien, pueden mejorar las tasas de embarazo en un 2% o más. En este artículo estaremos hablando sobre otro aspecto muy importante, el revestimiento del útero o «endometrio». Su estructura y espesor realmente pueden influenciar el éxito general de una FIV.

El útero tiene una forma de herradura muscular, la parte muscular se denomina «miometrio» y la parte interior del músculo es el revestimiento llamado «endometrio«. Cada mes el endometrio crece, se engrosa y si la mujer no queda embarazada, es arrojado en forma de período menstrual.

El endometrio es la parte a la que se adhiere el embrión durante el embarazo, de ahí que sea tan necesario tener un endometrio sano que permita la implantación. Su salud se evalúa de varias maneras, pero la más común es el ultrasonido vaginal, procedimiento mediante el cual se puede observar la estructura y espesor. Se sabe que en la etapa de ovulación o desencadenamiento de la ovulación durante un tratamiento de FIV, el revestimiento del útero debe tener más de 7 mm de espesor. Varios estudios actuales han publicado datos sobre la relación entre el grosor del endometrio y el éxito de la FIV y se encontró que si el revestimiento medía menos de 7 mm, la tasa de embarazo era menor.

Dicho esto, la mejor probabilidad para concebir con una FIV se obtiene cuando el revestimiento uterino alcanza más de 7 mm de grosor en el día de la ovulación.